Hola a todos , después de varios meses de silencio y desde esta nueva ubicación aquí estamos de nuevo para volver a contaros nuestras cosas y las cosas de otros que creamos interesantes.

jueves, 4 de agosto de 2011

¡¡Silencio, teatro!!




Ya han pasado algunos días desde que la vi. El lugar, Almagro; la actriz, Nuria Espert; la obra, "La violación de Lucrecia; el autor, William Shakespeare. Todos los componentes para una buena noche de teatro. Los que nos desplazábamos en el coche, aquella mañana, esperábamos no sentirnos defraudados. Llevábamos enormes deseos de ver a la gran estrella y haciendo algo de lo que llevamos muchos años enamorados: teatro.
Y el día, como veis arriba, prometía.

Nuestra llegada a Almagro nos llevó al parador. Allí estaba, con una taza de té en una mesa del mismo, la actriz. Bebía sola, mirando, leyendo, jugando o trabajando con su móvil - igual era una ipod de esos modernos, que de esto no entiendo nada. Se levantó y se alejó hacia la salida, tranquila, insegura en el andar. Recuerdo que mi pensamiento estuvo relacionado con la edad: mayor y andar encorvado. La miré alejarse -pasó a mi lado -,pero ni se me ocurrió acercarme, ni pedirle una foto de móvil - que hoy tanto se lleva - ni siquiera saludarla como un admirador de su arte. Tan sólo la miré, me sonreí y pensé de nuevo en la edad.

Y llegó la hora: 22:30. Nos adentramos en el teatro: el teatro municipal (el de la señorita pepis), no en el corral. En el escenario: una silla, una mesita con lamparilla y un artilugio en forma de prisma metálico con unos trapos como dosel de una cama. Así hasta que salió ella hablando por el mismo teléfono con el que yo la había visto en el parado. Pero ya no andaba ni encorvada ni tenía visos de edad alguna. Era la Espert.

Y después vino lo indescriptible. Texto, entonación, tempo de la narración, gestos, miradas, sufrimiento, suspense, emoción... Meted aquí todas las emociones que tengáis en un teatro y no os equivocaréis. Teatro en estado puro. Eso es el nuevo montaje; esa es la nueva obra de Nuria Espert: TEATRO.

Cuando acabó, la sala se venía abajo. Yo me quedé sentado en mi butaca acojonado; emocionado como en pocas ocasiones he estado; sin aplaudir porque pensaba: ¡¡Silencio, teatro!!